Tu estuviste con nosotros durante mucho tiempo, nunca dejaste de saludarnos con tu colita llena de emoción. Paso el tiempo y tu ya no podías saltar tan alto como antes, ni correr tan rápido, aun así eras la perrita mas feliz del mundo y seguías haciéndonos felices. Entonces llegó ese terrible día que diste tu último aliento y Dios se llevó tu alma bella e inocente al cielo, estoy aquí en la tierra y no se como te la estés pasando en el cielo, esperó que corras por hermosos prados, esperó que hayas conocido a nuestros familiares y que acaricien tu barriga ya que yo ya no puedo hacerlo.
Espero que todo el dolor y el sufrimiento hayan desaparecido y que hayas recuperado la juventud que siempre quise que conservaras. Siempre permanecerá en nuestro corazón, hasta encontrarnos de nuevo.
Te amamos mi hermosa Miel.